Para ello la paciente se somete a una estimulación ovárica que consiste en un tratamiento hormonal para aumentar el número de folículos ováricos y conseguir así recuperar un mayor número de ovocitos tras la punción. Estos ovocitos serán fecundados posteriormente en el laboratorio obteniendo embriones sanos que serán transferidos al útero materno.
La transferencia puede ser de uno, dos o incluso tres embriones, esto va a depender de varios factores como la edad de la paciente, la calidad de los embriones obtenidos, la historia clínica etc.
Si hay embriones restantes y éstos son de buena calidad, serán criopreservados para futuros intentos.
Hay situaciones en los que se recomienda como primera opción la transferencia de embriones congelados, pero esto puede suponer un gran dilema.
Hoy en día sigue habiendo mucho miedo a la transferencia directa con embriones criopreservados puesto que muchos pacientes piensan que puede haber una pérdida en la calidad embrionaria. Además, a esto se le suma la espera de al menos un ciclo menstrual y el coste económico, ya que habría que congelar todos los embriones.
La idea de realizar la transferencia con embriones congelados se debe a que la estimulación ovárica da a lugar a un importante aumento de estradiol, hormona que el cuerpo utiliza para preparar el endometrio, y de progesterona. Ambos aumentos ocasionan cambios en la receptividad endometrial, en la expresión de determinados genes implicados en el proceso de implantación y en la proliferación vascular del endometrio, disminuyendo las posibilidades de implantación de los embriones.
La congelación de embriones también supone otras ventajas como la reducción del número de embarazos múltiples, mayores posibilidades de embarazo por ciclo y la posibilidad de retrasar la transferencia en casos en los que la paciente no puede continuar el tratamiento por razones familiares o médicas, como es el caso de la hiperestimulación.
Por todo ello cada vez más se propone la congelación de todos los embriones y la posterior transferencia.
Actualmente, la vitrificación es el método de elección para la congelación embrionaria. Consiste en un enfriamiento muy rápido en el cual se utiliza una solución altamente concentrada que no cristaliza durante el proceso. Para conseguir que la deshidratación sea rápida se utilizan crioprotectores a altas concentraciones. La tasa de supervivencia es mayor del 90 % y los embriones suelen sobrevivir intactos.
La congelación de embriones ofrece actualmente posibilidades de gestación similares a las que se obtienen con la transferencia de embriones en fresco.
En centro Mater clínica de Reproducción Asistida estudiaremos tu caso y determinaremos conjuntamente la opción más viable para conseguir el embarazo deseado.