La
infertilidad es un problema de salud que cada vez se presenta en un mayor
número de parejas.
La
Organización Mundial de la Salud define a la infertilidad como una enfermedad
del sistema reproductivo constituido por el fracaso para lograr un embarazo clínico
después de 12 meses o más de relaciones sexuales regulares y sin protección.
Cuando
hablamos de relaciones sexuales regulares nos referimos a una media de 3 veces
por semana o más.
Este periodo
de 12 meses se acortará en aquellos casos en los que ambos miembros de la
pareja o uno de ellos presenta alguna patología que implique descenso en su
fertilidad o bien en aquellos que superen la edad de 35 años.
En estos
casos se recomienda que la pareja acuda a un centro especializado para evaluar
su capacidad reproductora.
La
infertilidad no solo afecta al sistema reproductivo sino que da lugar a una
serie de alteraciones emocionales que tienen consecuencias a nivel social,
personal y a nivel de pareja en la sexualidad, comunicación y estabilidad. Todo
ello puede llegar a ocasionar trastornos del ánimo como son el estrés, ansiedad
o la depresión provocados por la frustración que supone la pérdida de la
fertilidad.
¿En qué consiste el estudio de infertilidad?
El estudio
de fertilidad consiste en una serie de pruebas que nos van a dar información
sobre el estado de fertilidad de la pareja.
El resultado de estas pruebas junto con la realización de una detallada
entrevista, permitirá al especialista en fertilidad tener un diagnóstico
orientativo de las posibilidades de embarazo.
¿Qué pruebas
se realizan?
En el caso
de la mujer las pruebas a realizar son las siguientes:
- Ecografía de
folículos antrales
- Analítica
hormonal
- Histerosalpingografía
En el caso
del hombre:
- Análisis
seminal
- Análisis
hormonal
Es importante
tener en cuenta que existen gran cantidad de pruebas además de las nombradas
anteriormente pero no se realizan de forma rutinaria a no ser que los pacientes
las requieran.